En el 2011, los hondureños fuimos testigos de la ocurrencia del centenario de dos libros cumbres en nuestra literatura: "Tierras, mares y cielos", del malogrado vate Juan Ramón Molina y "El rosal del ermitaño", de nuestro máximo polígrafo, Rafael Heliodoro Valle.
Con respecto al primero, su salida a luz, se debió a los esfuerzos titánicos de Froylán Turcios, poeta también y compañero de correrías y de generación de Molina, al buscar y rescatar en periódicos y revistas de la época, la poesía y la prosa dispersa de Molina, después de su azarosa muerte, en 1908. El Congreso Nacional de entonces, aportó los fondos para que este libro, ya clásico en nuestra literatura, fuera una realidad tangible.
El segundo libro en mención, representó el primero de una larga lista de libros salidos del númen de Rafael Heliodoro Valle. Libro de principiante, publicado cuando Valle tenía 20 años y se encontraba en México, aprendiendo de la vida y del oficio.En este libro hay un 90% de prosas y un 10% de poemas, lo que indica la preferencia de Valle por entonces. Prosa rica y jugosa que el polígrafo gustaría de ampliar y repetir en libros como "Tierras de pan llevar ", "Flor de Mesoámerica" y "México imponderable", entre otros. Para más señas, el libro lleva un postulado después del título: "Cuentos de monjes y arrepentidos". Este libro se divide en tres partes: La primera titulada "Cuentos color de rosa"; la segunda titulada "Esmaltes" y una tercera, poemas,bajo el título de "Yesos".
El autor agradece al poeta y bibliógrafo Rolando Kattán, el préstamo de ambos libros para este artículo.
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