jueves, 5 de julio de 2012

LOS DIEZ MEJORES LIBROS DE POESIA HONDUREÑOS DEL SIGLO XX



LAS RAZONES

Desde el silencio vine. Yo traía
Un sol, un cielo joven,
Un extraño sabor de bosque que crecía,
De tierra que germina,
Un sonido de mar embotellado,
De energía aplastada como un tigre entre redes,
De lluvia que se acerca paso a paso en la noche
Hasta no ser sino un soplo aburrido.
Solo quería ver lo que llamaban
Territorio y poesía, vida plena.
Llegué aquí. Las espinas
Se enamoraron de mis pies desnudos,
Los hierros me lamieron las manos y las sienes,
Me enseñas las tardes ocultas, los talleres
Donde el hombre comprime su almacén de pecados;
Trepé hasta los sudores,
Bajé hasta las ternuras mas hurañas,
Hasta los manantiales sepultados, hasta el fuego
Que oculta su desnudez y su hambre
De madera y rosales.
Me vi de pronto inmensamente triste,
Respirando y comiendo, encadenado
A los deudos del día, al equilibrio
De la muerte de sollozo.
Ya no puede volverme hacia la tiniebla,
Y un caserón de huesos contenía
Mis fiebres inconclusas,
Mi violencia de párpados hundidos,
De ruidos que se aplastan,
De música que ahoga su temor en el pecho.
Ya no pude volverme, y tuve miedo,
Miedo del viejo tren que tenía
Su marcha tenebrosa
En una esquina turbia donde todo está frío,
Miedo del largo viento de la noche
Que pasaba
Desbaratando rostros y creando tempestades.




LA MUERTE PEQUEÑA

Vino la muerte un día y me dejo vació.

Fue una muerte pequeña, fue un mensaje
De la muerte infinita, una gota tal vez, un hilo apenas….

En mi perfil se recostó su estrella,
Medio metro de sombra se enroscó en mi cintura.

Pero borró más huellas primitivas
Y la mañana azul de mi palabra niña.
Yo me quedé ante el mundo como recién nacido.
Se arrodilló mi corazón de pronto,
Y me miré las manos, y tenía
Un puñado de tierra hecho destino.





EL CAMINO

Está el camino solo, arrinconado
Bajo los pies del mundo.
Si intenta respirar las hiervas ofendidas
Le arrebatan el solo, y apenas
Se levanta lo desmenuza es viento

Está el camino solo. De si mismo aburrido,
Sin tiempo, en una mueca
Que la muerte ha olvidado.

Viene noches y días, pero todo reposa
Sobre el polvo ojeroso,
Sobre el mismo camino donde corrió la sangre
Y el sueño, y se escribieron
Números de tragedia.

Como línea roída,
Como un abrazo muerto,
Está el camino solo, aclimatado
A sus alas de plomo,
Y a su invierno de muros.

Nada pasa, ni estalla. Nada se precipita
Y el camino es un gajo de cielo encadenado
A unas mismas pupilas
Como a un ahorcado a su árbol!,

Es un vientre apagado, un mar fingido,
Es un olor a trajes sepultados,
Una arruga sin nombre
Sobre la piel terrestre.



EL VIAJE

Desde la ceniza, si la ceniza,
De su ambición de ser, de coger forma,
De su vida latente evidenciada,
De su poder amar, y su acomodo,
Al toque de sus signos, a su grito
De barco enronquecido, a su conjuro tétrico,
A su rose de fuego, a su timbre,
Asta el espejo diario y las campanas,
A la fijeza material, al hueso,
A la rima monótona del tiempo,
A pedir una gota de llama, y un pedazo
De espacio, y otro de aire: venimos.

A puntapiés, a incendios, a vendavales,
Hacia arriba, hacia adentro, hacia los lados,

En grandes manotazos, gota a gota,
Despojados de todo, descarnados,
Por caminos, por sueños, por veleros,
Gastada nuestra unión, desposeídos,
Secos y sin ventanas, y sin dones,
De hilo flotante, de quebrada aguja,
Hasta se fruto quizás, y hasta la noche,
Por ser polvo aquí, rama allá lejos,
Mano en el Norte, un brazo en el Sur,
para ya no ser mas lo que hemos ido:
nos vamos.





ENTRE LOS PIES DEL FRIO

Hemos abandonado los rosales,
Los pequeños temblores que no saben
Crucificarse, el temor
Por los ruidos de muertos intranquilos.

Todos nos confundimos entre los pies del frío.

Y l frió crece con la industria, el frío
Va consumiendo historias y paisajes, el frío
Triza minutos y desnuda cuerpos.

Los rosarios se caen y los pies acomodan
Las curvas en la tierra, el humo llena
La noche de campanas.

La piedad disfrazada entre el tedio y la bruma
Va olvidando su sueño de que hay tras cada estrella
Un cielo almacenado.





LA TIRRA SE ESTA HACIENDO….

La tierra se está haciendo de nosotros,
Está creciendo a diario con nosotros,
Le damos nuestros huesos de pan endurecido,
Nuestra saliva espesa como una sopa amarga,
Nuestro pobre dolor desfigurado,
Nuestros ojos como uvas de un racimo inconcluso.
La tierra se alimenta de nosotros,
Crece junto al misterio
De cada ciudad muerta.

Hacia ella va la sangre cesante y defraudada
La angustia con sus ritmos averiados,
Va la pasión con sus tinteros rotos,
Y el llanto como vino depurado
En las bodegas lóbregas del sueño.
Y el hombre todo entero con sus pies consumidos,
Con sus ciencias en fuga,
Con su mundo en diluvio y su abandono,
Con su derrumbamiento, acribillado
De sombra, acribillado de paz y de sequía,
Desahuciado y siniestro,
Va al polvo hacia la tierra,
Como ola desertora va hacia la tierra el hombre,
Hacia la misma tierra que le sostuvo el cuerpo,
Y le agito los brazos,
Y le encendió los labios
Y la sirvió de potro con salvaje obediencia.
Es un delirio suelto
Que se rompe en la tierra.

La tierra está haciendo de nosotros,
Está creciendo a diario con nosotros……..







DE PIE EN LA NOCHE

La noche estalla entre nosotros, cuelga
Sus arañas hambrientas,
Su rumor afilado,
Su frescura de muerte recién hecha.

(Su leve viento apenas se sostiene
Por la amenaza de lluvia
Y rueda
Un olor a humedad sobre las hojas).

Nada interrumpe la caída. Nada
Modifica el desastre ni el dominio
De la inercia, ni el peso,
Ni atracción funesta de la tierra.

En las piedras dormidas
Pueden sembrarse esperas,
O vaciarse fatiga tenazmente
Aprendidas o escribirse
Los sueños que caminan
Sobre gradas desiertas
Hacia el alba.







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