José González (La Lima, 1953) es autor de “Poemas del Cariato” y “Las órdenes superiores”, dos poemarios publicados con la editorial Guaymuras hace más de 15 años y que colocaron a su autor en un sitio de honor en el panorama de la poesía hondureña.
El segundo de estos libros incluye el “Monólogo de Roque Dalton”, uno de los poemas largos más refinados de la literatura nacional y centroamericana, que ganó el Premio Plural de Poesía de 1984 en México D.F.
Más reciente es el poemario “La poesía me habla” (La Musa de Molina Editores, 2001), que obtuvo una mención especial en el Concurso Latinoamericano de Poesía KO-EYÚ de 1987 en Venezuela. Además, en su faceta de investigador literario, ha publicado el “Diccionario de literatos hondureños” y una "Cronología de la literatura hondureña del siglo XX"
EL LIBRO DE LA RESURRECCIÓN
González es de la misma generación de otros grandes como Roberto Sosa, José Luis Quesada o Rigoberto Paredes. Aquí parece salir de su silencio autoimpuesto y nos ofrece estos cinco poemas hasta ahora inéditos, pertenecientes a “El libro de la resurrección”, próximo a publicarse.
El libro incluye una nómina de personajes, ficticios o reales, a quienes González imagina vivos después de haber pasado “por la experiencia de la muerte”. En este supuesto, los coloca reivindicándose o intentando corregir acciones que una vez significaron su ruina.
Así, vemos a Josie Bliss, aquella amante birmana que Neruda inmortalizó en uno de sus poemas, aprovisionándose de cuchillos para el momento en que vuelva a estar con ese poeta chileno cuya infidelidad teme a cada momento. Así también el Capitán Ahab buscará, incansable, a la ballena blanca de Melville, hasta darse cuenta de que su esfuerzo es vano y que si quiere seguir con su caza deberá buscar otros objetivos.
Y el General Custer volverá quizá para replantearse las tácticas de guerra que lo llevaron a la muerte o simplemente para decidir si perdona o no un último agravio en vida.
Interesante esta nueva propuesta del poeta González en un país cuya mejor poesía pasa, la mayoría de las veces, inadvertida, ya sea por el aluvión de esos que Borges, generosamente, llamaba “poetas menores” o simplemente porque la poesía nunca ha sido aquí un bien demasiado apreciado.
Es complicado el arte de resucitar, nos dice González, a quien más de alguno pudo considerar, igual que a los personajes de su libro, muerto, y sin embargo aquí está, para recordar a los lectores que los poetas clásicos de Honduras aún tienen cosas importantes que decir.
Por Giovanni Rodríguez
POEMAS
I
Es complicado el arte de la resurrección.
Primera tienes que abrir los ojos
y reconocer al tacto,
tus viejos y largos huesos.
Salir de la tumba, del ataúd
o del matorral
con tu otra vida a cuestas.
Caminar por valles y ciudades arrasadas
y preguntar por tu nombre y tu ciudad,
sin que nadie te diga nada ni te reconozcan.
Buscarás a tus padres y a los padres de tus padres,
a tus hijos, a los amigos que dejaste
en la última esquina bombardeada,
y no hallarás a nadie.
Todos andarán perdidos como tú
en medio del ruido de las trompetas
de la resurrección y de la furia.
Entonces empezarás a morir de nuevo,
arrepentido de tu nuevo espíritu
o de tu nuevo rostro
donde no se perciben las cicatrices
o el dolor de la vida que dejaste tiempo atrás.
Primera tienes que abrir los ojos
y reconocer al tacto,
tus viejos y largos huesos.
Salir de la tumba, del ataúd
o del matorral
con tu otra vida a cuestas.
Caminar por valles y ciudades arrasadas
y preguntar por tu nombre y tu ciudad,
sin que nadie te diga nada ni te reconozcan.
Buscarás a tus padres y a los padres de tus padres,
a tus hijos, a los amigos que dejaste
en la última esquina bombardeada,
y no hallarás a nadie.
Todos andarán perdidos como tú
en medio del ruido de las trompetas
de la resurrección y de la furia.
Entonces empezarás a morir de nuevo,
arrepentido de tu nuevo espíritu
o de tu nuevo rostro
donde no se perciben las cicatrices
o el dolor de la vida que dejaste tiempo atrás.
Poeta Hermano: este tema de la Resurrección me encanta, primero por lo que me costó aprender a escribir correctamente esta esperanzadora palabra y segundo por la utopía de la vida eterna. Mi admiración, respeto y cariño eterno para vos y tu familia.
ResponderEliminarFraternalmente
Melvin Martínez