domingo, 13 de mayo de 2012

ARTURO OQUELI SE DESCRIBE A SI MISMO



“Así como mi salud se la debo a la falta de leche,  el nombrecito de que gozo, a la falta de asistencia a colegios y a universidades.
Las señoritas Catarina, Isabel y Trinidad Pino, honorables viejecitas de la calle de mi barrio, que apenas sabían leer me enseñaron el alfabeto; después de deletrear defectuosamente; hasta la fecha cometo algunas faltas al leer en forma precipitada.
Con esta preparación ingresé a la única escuela pública de la capital. Asistí hasta el 3er  grado, límite en aquel entonces al aprendizaje elemental.
En el Instituto Nacional era el único centro educativo donde se podía estudiar Bachillerato, pero antes era indispensable cursar el cuarto año preparatorio para tener derecho  en caso de salir airoso en las pruebas finales a matricularse en el primer curso.
Asistí a la preparatoria anexa al mismo instituto y después de medio año de concurrir a las aulas, renuncié para siempre del colegio, no porque fuera mal estudiante sino por los métodos en boga que con poca diferencia, en nada discrepaban de los usados en los tiempos del colonizaje. Además  aunque yo era un adolescente me sentía mortificado a tropezar con maestros que profesionalmente daban la impresión de perfectos analfabetos, hombres sin vuelos en sus pensamientos para quienes no existía más Dios que los textos donde aprendieran a rumiar sus atrasos.
Por lo dicho se comprenderá que en mi adolescencia no adquirí ninguna preparación científica y menos literaria.
Como no era posible pasarme de holgazán, al retirarme del colegio me dediqué con pasión a las lecturas científicas y literarias y al mismo tiempo aprendí a levantar letra en la Imprenta Nacional.

Viajé por el espacio muchísimos años por diferentes países. En las grandes ciudades como en los caseríos, siempre anduve a pie, obedeciendo a mi espíritu de observación que es innato en mi persona. A los viajes pues debo lo poco que se, es decir, a un vago conocimiento de la vida en sus múltiples aspectos.

Como mi inclinación  apuntaba al periodismo, me dediqué a la tarea de pergeñar en los periodicuchos de las republicas vecinas y con especialidad en los de mi país, Honduras.

Una vez dueño de elementales disposiciones para trabajar en prensa seria, me acerque al doctor Paulino Valladares quien me acogió con cariño en las columnas de
El Cronista, el primer diario con que contaba la Republica, allá por los años 1915 a 1919 aunque el diario se mantuvo en pie contra viento y marea por más de treinta años. Yo solo permanecí cuatro bajo techo acogedor. De esta historia hace 37 años.
En el mismo periódico fundé
El Anillo de Hierro, hoja satírica de una sola cara. Aparecía diariamente en una de las esquinas de El Cronista, como obsequio a los suscriptores. El Dr. Valladares lo permitió por la novedad que ofrecía la idea que tuvo mucha resonancia en la América del Sur, especialmente en Chile e imitadores en Cuba.
Comprendiendo el Dr. Valladares mis capacidades para escribir en forma festiva, me estimuló de tal manera que al fin me decidí publicar un semanario humorístico,
EL ALFILER, ilustrado con caricaturas de actualidad cuyos autores esquivaban firmarlas por temor a los atropellos, las esferas oficiales  ni la sociedad las soportaban; no existía preparación para tales innovaciones.
Con el aparecimiento de
EL ALFILER me convertí en huésped asiduo de las celdas de la policía, lo mismo que los niños voceadores, los gendarmes los perseguían a palos viéndose los pobres madres en el caso  de andar tras sus hijos, vigilándolos a fin de protegerlos contra los desmanes del poder público.

Con el correr de los años vinieron las siguientes publicaciones:
Gil Guanaco” revista literaria en colaboración con Manuel Ramírez más conocido por el Atrevido Garzón. Apareció en Tegucigalpa No recuerdo el año.
Don Pánfilo, humorístico en Tegucigalpa.
Heraldo de La Ceiba de intereses generales, en colaboración del notable pedagogo español  don Pecadero Fernández Fadillo.
Anillo de Hierro segunda época, La Ceiba.Pabellón Federal, político en colaboración con el Doctor Francisco Inestroza. La Ceiba.El Precursor, de tendencia socialista en Trujillo, departamento de Colon
 
Oriente Literario ,1928 en Talapa Guatemala.LaPelícula , humorístico en colaboración con Alonso A. Brito San Miguel El Salvador. El Alfiler, segunda época  1929. Tegucigalpa.Factor Social, de intereses generales, Tela, Atlántida, años de 1929 a 1930.La República, de intereses generales ,pocos meses de publicación. Tela Comicios, periódico político de 1930 a 1932.

He  colaborado por espacio de muchos años en la prensa nacional extranjera. Varios de mis trabajos han sido traducidos al inglés. En Europa, especialmente en España, he sido bien retribuido por capítulos de mis libros.
 

DE MIS LIBROS
El Gringo Lenca, novela típica hondureña. Año 1947
El gringo lenca, segunda edición año 1952.
El cultivo de la Pereza cuentos satíricos. Año 1948
 Lo que dijo Don Fausto, aporte a la biografía de Juan Ramón Molina, el poeta más excelso del parnaso hondureño, año 1949.
El brujo de Talgua,  novela folklórica año 1950.

Tengo escrito y corregido el manuscrito de
HOMENAJE A LA RECHIFLA,  de argumento profundamente irónico
Mundo hispánico de Madrid España, la mejor revista de habla española, me pidió mis apuntes biográficos y lo primero que se me ocurrió al contestar fue parafrasear a Napoleón cuando un historiador le hiciera parecida pregunta: “mi vida comienza con el Dieciocho Brumario”. Otro tanto respondí:” mi biografía principia con el Gringo Lenca”.

Nací en Tegucigalpa, Honduras, en el barrio El Jazmín y en el mismo sitio continúo viviendo. El suceso ocurrió el 20 de junio de 1887. Hijo de Isabel Oquelí. Solamente tuve un hermano de madre y padre, el abogado, José Oquelí Hernández. (el  apellido Hernández corresponde  al abuelo de mi madre, León Hernández, hombre amplio y generoso que se propuso que lleváramos su apelativo) Procedo  de la familia Oqueli Bustillo, de ilustre abolengo; ilustre por su   austeridad de costumbres e ilustre por la honestidad en el ejercicio  de sus distintas profesiones.
Hace 15 años contraje matrimonio con mi vecina Josefa Midence y hemos procreado dos hijas: Milva y Seyda. Al matrimonio aporté seis hijos más mayores de edad.

Nunca he desempeñado ocupaciones del Gobierno ni de empresas particulares. Siendo un hombre pobre,  mi lucha por el sustento  no deja de ser dura. Pienso  que ser empleado es sinónimo de ser sirviente y yo no aspiro a tanto.
Tengo tanta confianza en mis recursos intelectuales que para escribir un libro no me trazo un plan concreto. Únicamente necesito emborronar el capitulo: el resto viene por su propia inercia. Solamente cuido haya lógica, sentido común al enlazar los párrafos del primer capítulo con los que se me van ocurriendo, manteniendo armonía del principio al fin. Es decir, una vez nacido el niño yo le conduzco con cuidado por los vericuetos de la vida hasta el estado de madurez con una confianza que nunca he fracasado".
 

NOTA: Tomado del manuscrito original en nuestro poder. Arturo Oqulí, a quien sus amistades conocían como "Pituro", falleció en Tegucigalpa, el 16 de noviembre de 1953.

1 comentario:

  1. Agradezco infinitamente el articulo publicado en su blog sobre la Autobiografía de mi padre, Periodista a nivel nacional Arturo Oqueli Hernández (Q.D.D.G.), el cual plasma fielmente su trayectoria literaria desconocida en nuestro país Honduras.

    Reconozco respetuosamente en usted, su valiosa contribución en difundir la historia periodística de honorables compatriotas, que fueron gloria nacional en las artes literarias.

    Con muestras de consideración y aprecio,

    Seyda Oqueli Midence vda. de Lozano Martínez (hija)

    Eunice Lozano Oqueli (nieta)

    Tegucigalpa M.D.C. 27 de Noviembre, 2014

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