RAMÓN ORTEGA: EL POETA ERRANTE
I.-
EL LADO TIERNO DE LOS AÑOS
Ramón Ortega, nació en
Comayagua, el 18 de abril de 1885. Nunca conoció a su padre, por deseo expreso
de su madre. Doña Margarita Ortega Arriola, del cual el más tarde poeta tomaría
sus dos apellidos. Las veces de padre las haría su tío, el sacerdote, Antonio
Ortega, quien también como el poeta, moriría demente. Sus primeras letras, las
realizaría en la escuela “Fray Juan de Jesús Zepeda”, al amparo de su maestro,
don Aurelio Fajardo. Más tarde pasa a cursar estudios en el viejo colegio “León
Alvarado”, entonces rectorado por don Tomás Escoto. Aconsejado por su
benefactor, el padre Ortega, el poeta viaja a Guatemala para iniciar estudios
de Abogacía, mismos que no puede culminar por múltiples factores adversos.
II.-
VUELVE EL HIJO PRODIGO
Ortega, vencido por el
desaliento de no culminar estudio superior alguno, regresa a su solar nativo, a
la vieja casona de los Ortega, a quienes por su delgadez y finas facciones,
popularmente les apodaban “los mosquitos”. Pero el tiempo que pasa entre sus
familiares es poco y decide viajar a Tegucigalpa, donde no era un desconocido,
literalmente hablando. Allí, como bien narra José Reina Valenzuela en su
estudio sobre el poeta, fraterniza con sus contemporáneos y en “La Semana”, revista de moda
entonces, se publica un artículo sobre su persona. Su inseparable amigo y
colega en el arte de escribir, Froylán Turcios, hombre influyente entonces, le
consigue trabajo como mecanógrafo privado del entonces presidente, Dr.
Francisco Bertrand.
III.-
EL ACECHO DE LA LOCURA
Instalado con trabajo
cómodo y bien remunerado, el poeta Ortega, quizás ya rozado por las sombras de
la locura, regresa a Comayagua. Dejaba en Tegucigalpa, a su esposa, doña
Rafaela Vásquez, con quien había contraído matrimonio en 1913, y su pequeña hija. Antonio José Rivas, otro estudioso de su
vida y de su obra, certifica que “recluido en la casona de su tío, el poeta
salía de tarde en tarde bien vestido, con cierto aire señorial a recorrer
algunas calles, saludando ceremoniosamente a las personas que encontraba con un
atildado “buenos días”, a cualquier hora que fuera”. Muchos años pasó el poeta
Ortega sumido en la locura abismal que inexorablemente, lo condujo a la muerte.
En 1922, encontrándose Froylàn Turcios en Comayagua para participar en las
sesiones legislativas de ese año, mocionó en forma fraterna para que se
concediera al Poeta, unos fondos para que su familia pudiera llevarlo a un
tratamiento especializado en el extranjero. La nombrada moción encontró eco,
pero inexplicablemente, los fondos nunca llegaron al poeta. En 1929, sus
amigos, el Dr. Ricardo Alduvín y Jesús Castro Blanco que más tarde se
convertiría en su antólogo más rutilante, lo trasladaron a Tegucigalpa, al
hospital San Felipe, para ser exactos, con el propósito de brindarle adecuada
atención médica. Sin embargo, tal esfuerzo resultó nulo, debido a lo avanzado
de la enfermedad del poeta. Allí, a tempranos meses de 1932, exactamente, el
día 2 de febrero, moriría, en el olvido y la indigencia, uno de los bardos
cimeros de nuestra literatura.
IV.-
OBRA POSTUMA
Unos años antes de su
muerte y cuando el poeta ya estaba
sumido en el negro abismo de la
demencia, Jesús Castro Blanco, publica en México, un librito conteniendo 20
poemas de Ortega, y al cual Castro Blanco le dio el sugestivo título de “El
amor errante”. Más tarde y en 1940, ya en Honduras, el mismo poeta Jesús Castro
Blanco, edita los originales 20 poemas de “El amor errante” más otros que ha
podido rastrear en periódicos y revistas guatemaltecas, bajo el título no menos
nostálgico de “Flores de peregrinación”. El Ministerio de Cultura y las Artes,
publicó en 1995, una nueva edición de su obra, invocando el viejo título de “El
amor errante”.
Siempre he pensado, querido poeta, que a estas Honduras se le sobrevive con una escafandra de agudo cinismo o se espera, mansamente, a que se nos revienten los pulmones de la sensibilidad.
ResponderEliminarMuy bien dicho hermano y colega en las letras, aqui en nuestra amada Honduras solo sobreviven los mas afines al gobierno, nosotros los pobres, los olvidados si no es con lagrimas de sangre, producto de nuestro sacrifio y perseverancia no podriamos triunfar.
ResponderEliminarAlguien sabe si hay descendientes actualmente del poeta Ramón Ortega....
ResponderEliminarhay libros de este poeta?
ResponderEliminar