El Bardo y su apolínea figura |
Después de una hora de camino, donde evocamos aquel dicho de Molina de “haber nacido en el fondo azul de las montañas hondureñas” –el camino es propicio para aseverar lo dicho por el poeta- llegamos al poblado. Pequeño y rural como la mayoría de los pueblos hondureños. Al dirigirnos a la oficina local del Registro Nacional de las Personas, donde nos atendieron en forma solícita, descubrimos que no hay libros del año de nacimiento de Molina, 1875, y que el libro más antiguo que esa oficina posee, se remonta al año de 1898. Con la esperanza de encontrar la fe de bautismo, si la misma existiera, nos dirigimos a la casa cural de la localidad, donde nos dijeron que esos libros ya no existían. Estábamos pues, en el momento crucial de la verdad: Al no haber documentos probatorios fehacientes, su partida de nacimiento o su fe de bautismo, nadie puede aseverar de que Molina pudo haber nacido en Aguanqueterique. Aunque al regresar y salir lentamente del poblado, nos encontramos que el colegio local, se llama “Juan Ramón Molina”. ¿Casualidad o coincidencia? Nunca lo sabremos.
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