En octubre de 1950, Pompeyo del Valle y su amigo y compañero de generación, David Moya Posas, se habían trasladado a Guatemala, con dos objetivos mayores: vivir a plenitud la Revolución que florecía en ese hermano país y el otro, escapar de la claustrofóbica y agobiante atmósfera citadina de Tegucigalpa.
Relata Pompeyo, que en una de sus primeras noches en la ciudad, fue invitado por el periodista hondureño Alejandro Flores Morales, a asistir al velatorio de una malogrado joven poeta, que impelido por el licor y las locuras de su juventud, se había inferido un pistoletazo jugando a la ruleta rusa. El malogrado vate, resultó ser, Manuel Nóver Zúñiga, nacido en La Ceiba, el 24 de abril de 1923. Uno de los dolientes más compungidos, era Ramón amaya Amador, novelista hondureño entonces exiliado en Guatemala y quien acababa de publicar su primera novela "Prisión verde", en México. Al velatorio de Nóver y a sus exequias, llegó la compungida madre, Pía Zuñiga y otros intelectuales hondureños golpeado entonces por el duro exilio: Ventura Ramos y Medardo Mejía. Nóver murió el 14 de octubre de 1950, a la corta edad de 27 años, poniendo fin a una prometedora vida literaria.
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