Rubén Bermúdez Meza, al centro, en la nieve de Boston |
Cuando realizábamos investigaciones para
escribir nuestro ensayo “Herencias y Huellas del Cosmopolitismo Modernista en
la Poesía Hondureña del Siglo XX” nos encontramos con una interrogante bastante
compleja : ¿ porqué Rubén Bermúdez Meza, habiendo vivido por más de diez años
en Massachussetts, EE.UU y nutrido su formación intelectual con lecturas de
obras de escritores norteamericanos de esa época, no volcó en su obra poética,
madura y nóvel, una influencia cosmopolita, como otros autores hondureños, que
como él, tuvieron el privilegio de
viajar y residir en países extranjeros?
Tal interrogante se despejó un día cuando
en mis manos cayó una carta que Bermúdez Meza, escribiera a su coterráneo
Froylán Turcios. La carta en mención
apareció publicada en “Ariel”, la exquisita revista literaria que por muchos
años dirigiera Turcios en Tegucigalpa, en su primera etapa. Fue fechada en San
Pedro Sula, sitio de residencia habitual de Bermúdez Meza por entonces, el 18
de abril de 1926. Para efectos de estudio, la reproducimos textualmente:
San
Pedro Sula, abril 18, 1926
Don Froylán Turcios
Mi querido amigo:
Te
envío, para tu exquisita Revista Ariel, un mediocre poema que le he endilgado
al Río Ulúa. Si tienes la paciencia y el tiempo desocupado, te suplico leerlo;
y si lo encuentras aceptable, publicarlo.
Últimamente
me he salido de la norma vieja de la prosa, y ha versificado algo. Público de
tarde en tarde <cosas> en El Norte; de
Vidal Mejía. Quien sabe si habrás leído algunas. Escribí un canto al
cerro de Pijol, austero gesto petrificado que ataja el avance del Valle de
Morazán hacia el sur; y he resuelto,
hasta cierto punto imitando una tendencia tuya, cantar, en estrofas adecuadas a
los detalles más nobles del terruño, en
la creencia de que, paralelamente con la labor literaria, se realiza una labor
patriótica. Creo haber sorprendido esta tendencia en tus versos y tus prosas de
hondo romanticismo regional cuando hablas de Olancho.
Envíame
Ariel. y, espiritualmente, acepta mi abrazo fraternal sobre la distancia
R:
Bermúdez.
De esta carta podemos deducir que
Bermúdez Meza, creía que la labor literaria debería aparejarse a una labor
patriótica, al cantar con “estrofas
adecuadas los detalles más hermosos del terruño”,
tendencia que él observaba y admiraba en
la obra de Turcios, especialmente en los poemas y las prosas de “Tierra
Maternal”, obra que el recio olanchano publicara en Tegucigalpa en 1911.
En pocas palabras pues, los cantos
terrenales de Turcios marcaron en Bermúdez Meza una influencia que sirvió de
puente y basamento a una razón poética centrada en lo cotidiano y nacional.
Dos poemas de Rubén Bermúdez,
ejemplifican magníficamente tal tendencia: “Mi poema al río Ulúa”, épico, a la
mejor usanza lírica, y su poema al Pijol,“ austero gesto petrificado que ataja
el avance del Valle de Morazán hacía el sur” para decirlo con sus propias
palabras.
En ambos poemas hay un desbordamiento
lírico que los vuelve copiosos; una animosidad interior a exaltar la naturaleza
y su virtud creadora.
Para rematar, basta decir que Rubén
Bermúdez Meza, escogió una profesión que linda con los aspectros naturales de
la tierra y sus más preciados tesoros: Ingeniería en Minas, tendencia que de
alguna manera inclinaría también, su corazón rumoroso y sensitivo, hacia el
canto épico de las cosas majestuosas y terrenas de este mundo.
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