POEMA EN LAS CALAVERAS
Las calaveras vienen y me rodean.
abren a puntapiés la puerta de mi casa
y se instalan en lugares secretos
y nocturnos.
Las sombras, me dicen,
nos han vuelto sabias.
Son calaveras mías,
amadas y lustrosas
que habitan en mis sueños.
día a día me enseñan que la vida no se repite;
que la muerte no es un rostro sino una máscara.
Hay calaveras que se despiertan
y cantan
antes de volver a su estado de huesos,
hay otras que se han cansado de ser calaveras
y hoy quieren ser balas o jarrones.
Otras hay que resplandecen
pero en sus cuencas no hay brillos sino furias.
La calavera de Pessoa es un jardín,
sopla un saxofón de barro o de metal.
Nadie sabe donde esta la calavera de Dalton
pero de seguro ha de tener una sonrisa en el pómulo.
son calaveras mías,
amadas y lustrosas
que habitan en mis sueños.
Sin embargo,
cuando escribo,
bajan a mis manos
como palabras
UN POETA MENOS
Hoy amaneció el mundo
con un poeta menos.
En 1891 fue lo mismo:
Rimbaud, el joven Rimbaud, fue sepultado.
Ya antes habla muerto Baudelaire,
y mas antes. Villon.
De esos años para acá
nada ha cambiado.
Los poetas siguen muriendo
convencidos de que la vida
es mas que un juego de palabras.
Para el caso,
un Viernes Santo
la muerte crucificó a Vallejo.
En 1973, Neruda quemó su corazón
y su misterio.
Lo seguiría Dalton
con su estupor de niño en la mirada
Cuentan que Pessoa
dejó esperando un tropel de cantos;
que Mayakovsky nunca creyó que moriría
y allí esta
con dos balas de grafito en la memoria.
Desde entonces el mundo anda enfermo,
Acobardado
Le hacen falta
sus poetas mayores y menores.
CASA CALLADA
En la casa de César Vallejo,
en la misma casa donde dijo vida a la vida
y no dijo muerte a la muerte,
crece un higo.
Nació
como nacen las semillas después de olvidarlas.
Hace muchos años
no estaba allí;
hace muchos años
solo Vallejo llamando a sus hermanos,
la corona de infancia ciñéndole la frente.
Ahora crece como una torre,
Aunque las tejas ya no estén
y las paredes doblen, inexactas,
su hermosura de piedra.
DE FAKIRES Y POETAS
El faquir camina o duerme sobre clavos,
traga vidrios y espadas sin ninguna dificultad,
escupe fuego por la boca
y usa un turbante amarillento.
El poeta camina sobre un lecho de rosas,
traga insectos y alimañas todo el día,
escupe palabras por la boca
y usa boina nerudiana.
ANDY WARHOL
INGRESA AL SALON DE LA FAMA
Se nos fue aquel pintor
que pintaba gaviotas
en latas de cerveza.
Sus manos ya no pintarán más
los lienzos de este siglo.
Descansen en paz entonces,
la basura,
los volcanes de papel,
la chatarra
y todo el neón del mundo
LA VEZ QUE CONOCI A GREGORY CORSO
Esa noche
yo también conduje un automóvil
a gran velocidad
y atropellé a cinco personas buenas.
Después, eufóricos,
fuimos por unos tragos
a la taberna más negra de Manhattan.
KETCHUM
Estoy parado frente a la casa de Ernest Hemingway.
Soy uno de los tantos turistas
que hemos venido a espiar sus recuerdos,
a pagar unas cuantas monedas
por ver otra vez
los espejos de su gran barba plateada.
El guía nos dice unas cuantas cosas
(los guías siempre dicen cosas)
y comenzamos la aventura
de visitar el pasado:
aquí están sus cartas,
aquí sus botas, las botellas vacías,
sus libros de cabecera, las pieles de tigres sorprendidos,
las cabezas de toro apiladas y sucias,
aquí las cañas de pescar y su escopeta.
Al salir,
creo escuchar de nuevo el mismo disparo.
Hemingway ha vuelto a la vida.
MARILYN MONROE
Si no existieran las pastillas barbitúricas,
ella no estaría muerta.
Estaría filmando otra película rosa.
A MIS ABUELOS
QUE EN 1910
SINTIERON Y TEMIERON EL COMETA HALLEY
Para ustedes
que creyeron que el mundo
se les venía encima de repente;
para ustedes que vieron en el horizonte
la bola de fuego
que se llevaría sus almas para siempre;
para ustedes que rezaron y rezaron
hasta agotar las palabras;
para todos ustedes va este poema
mientras me dispongo
con binoculares y todo
a observar el Halley del 86.
RELOJ SOVIETICO
La Academia Juvenil de Poetas
me ha regalado
un reloj soviético.
Alto honor que comparto
con poquísimas glorias nacionales.
Es de metal,
con cristal de roca
y corazón de acero inoxidable.
Sus manecillas son perfectas:
corren y se deslizan a la hora exacta.
Tan alto honor, sin embargo,
voy a tener que devolverlo.
Me queda un poco grande,
es olvidadizo
y el usarlo
me ha provocado
una alergia permanente
en el brazo izquierdo.
Hermoso poemas como siempre poeta!!! Siempre tan acertado y con el verso prodigioso!!!
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