viernes, 9 de diciembre de 2011

LAS HISTORIAS MAS GRANDES JAMAS CONTADAS


POEMA EN LAS CALAVERAS


Las calaveras vienen y me rodean.
abren a puntapiés la puerta de mi casa
y se instalan en lugares secretos
y nocturnos.
Las sombras, me dicen,
nos han vuelto sabias.
Son calaveras mías,
amadas y lustrosas
que habitan en mis sueños.
día a día me enseñan que la vida no se repite;
que la muerte no es un rostro sino una máscara.
Hay calaveras que se despiertan
y cantan
antes de volver a su estado de huesos,
hay otras que se han cansado de ser calaveras
y hoy quieren ser balas o jarrones.
Otras hay que resplandecen
pero en sus cuencas no hay brillos sino furias.
La calavera de Pessoa es un jardín,
sopla un saxofón  de barro o de metal.
Nadie sabe donde esta la calavera de Dalton
pero de seguro ha de tener una sonrisa en el pómulo.
son calaveras mías,
amadas y lustrosas
que habitan en mis sueños.
Sin embargo,
cuando escribo,
bajan a mis manos
como palabras




 
UN POETA MENOS

Hoy amaneció el mundo

con un poeta menos.

En 1891 fue lo mismo:

Rimbaud, el joven Rimbaud, fue sepultado.

Ya antes habla muerto Baudelaire,

y mas antes. Villon.

De esos años para acá

nada ha cambiado.

Los poetas siguen muriendo

convencidos de que la vida

es mas que un juego de palabras.

Para el caso,

un Viernes Santo

la muerte crucificó a Vallejo.

En 1973, Neruda quemó su corazón

y su  misterio.

Lo seguiría Dalton

con su estupor de niño en la mirada

Cuentan que Pessoa

dejó esperando un tropel de cantos;

que Mayakovsky nunca creyó que moriría

 y allí esta

con dos balas de grafito en la memoria.

Desde entonces el mundo anda enfermo,

Acobardado

Le hacen falta

sus poetas mayores y menores.

 
CASA CALLADA


En la casa de César Vallejo,

en la misma casa donde dijo vida a la vida

y no dijo muerte a la muerte,

crece un higo.

Nació

como nacen las semillas después de olvidarlas.

Hace muchos años

no estaba allí;

hace muchos años

solo Vallejo llamando a sus hermanos,

la corona de infancia ciñéndole la frente.

Ahora crece como una torre,

Aunque las tejas ya no estén

y las paredes doblen, inexactas,

su hermosura de piedra.



 

DE FAKIRES Y POETAS

El faquir camina o duerme sobre  clavos,

traga vidrios  y espadas sin ninguna dificultad,

escupe fuego por la boca

y usa un turbante amarillento.



El poeta camina sobre un lecho de rosas,

traga insectos y alimañas todo el día,

escupe palabras por la boca

y usa boina nerudiana.
 
ANDY WARHOL
INGRESA AL SALON DE LA FAMA


Se nos fue aquel pintor

que pintaba gaviotas

en latas de cerveza.



Sus manos ya no pintarán más

los lienzos de este siglo.



Descansen en paz entonces,

la basura,

los volcanes de papel,

la chatarra

y todo el neón del mundo

 
LA VEZ QUE CONOCI A GREGORY CORSO

Esa noche

yo también conduje un automóvil

a gran velocidad

y atropellé a cinco personas buenas.

Después, eufóricos,

fuimos por unos tragos

a la taberna más negra de Manhattan.

KETCHUM

Estoy parado frente a la casa de Ernest Hemingway.

Soy uno de los tantos turistas

que hemos venido a espiar sus recuerdos,

a pagar unas cuantas monedas

por ver otra vez

los espejos de su  gran barba plateada.

El guía nos dice unas cuantas cosas

(los guías siempre dicen cosas)

y comenzamos la aventura

de visitar el pasado:

aquí están sus cartas,

aquí sus botas, las botellas vacías,

sus libros de cabecera, las pieles de tigres sorprendidos,

          las cabezas de toro apiladas y sucias,

aquí las cañas de pescar y su escopeta.



           Al salir,

creo escuchar de nuevo el mismo disparo.

Hemingway ha vuelto a la vida.

MARILYN MONROE

Si no existieran las pastillas barbitúricas,

ella no estaría muerta.

Estaría filmando otra película rosa.
 
A MIS ABUELOS
QUE EN 1910
SINTIERON Y TEMIERON EL COMETA HALLEY


Para ustedes

que creyeron que el mundo

se les venía encima de repente;

para ustedes que vieron en el horizonte

la bola de fuego

que se llevaría sus almas para siempre;

para ustedes que rezaron y rezaron

hasta agotar las palabras;

para todos ustedes va este poema

mientras me dispongo

con binoculares y todo

a observar el Halley del 86.  

RELOJ SOVIETICO


La Academia Juvenil de Poetas

me ha regalado

un reloj soviético.



Alto honor que comparto

con poquísimas glorias nacionales.



Es de metal,

con cristal de roca

y corazón de acero inoxidable.



Sus manecillas son perfectas:

corren y se deslizan a la hora exacta.



Tan alto honor, sin embargo,

voy a tener que devolverlo.



Me queda un poco grande,

es olvidadizo

y el usarlo

me ha provocado

una alergia permanente

en el brazo izquierdo. 














1 comentario:

  1. Hermoso poemas como siempre poeta!!! Siempre tan acertado y con el verso prodigioso!!!

    ResponderEliminar